A medio día se reconocen manos que se extienden en los barrios haciendo señales cuando pasa el colectivo. También al medio día hay manos en la plaza esperando la voz de algún político, y ¡qué decir de tantas manos que gesticulando señalan las pancartas!, ¿y las otras, las pequeñas que se extienden después de cerrar puertas de autos?
La ciudad se ha hecho de manos que se agrandan. Desbordadas escapan de un contorno latinoamericano.
ANA MARÍA MOPTY DE KIORCHEFF
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