Nos ronda. Nos despierta en la noche. Nos llama durante el día. Sin aviso nos descubre en medio de no sabemos qué. Interrumpe eso que veníamos pensando y que ahora ya no recordamos. Nos empuja hacia ese lugar que creíamos olvidado. Esas palabras. Esa calidez que no pudimos reemplazar. Estamos seguros de que no es momento para este aire. No corresponde. Pero nadie lo percibe salvo nosotros. Que andamos como si dormidos. Sobre el canto. Unas líneas. Sentados al banco de la plaza o al cordón de la vereda. Con esta canción por entrañas y pulmones. En lengua que entendíamos; y ya no.
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