El rubí es un mineral con calidad de gema, de color rojizo. Debe su color a los metales de hierro y cromo con los que está asociada esta variedad de corindón.
Lucrezia mira el frasco obnubilada. La pequeña botella con tapa de rubí se vanagloria de su suave silueta roja en forma de lágrima invertida. Como todas las cosas pequeñas y hermosas, guarda en su interior los secretos más oscuros. Esta vez es arsénico, aunque supo contener cicuta. Debe deshacerse de ella, pero el pensamiento duele. Perder a su compañera, su asesina roja. Arroja la botella por el balcón sin más.
El maleficio toma forma más de cinco siglos después. La víctima es Alfonso, un acaudalado contador rosarino. En un impasse de números y balances, decide conocer Roma, lugar que añora desde pequeño cuando devoraba la historia de los Borgia que en tres tomos verdes adornaba la biblioteca del pasillo. Paseando por el barrio de la Términi posa sus ojos en él: el pequeño frasco antiguo ahora color borgoña suspira sensual desde la vitrina. Paga el precio sin regatear y la pequeña botella descansa en su valija hasta su regreso. De vuelta en Rosario y en la comodidad de su cama, Alfonso la destapa, deseoso de oler su interior.
Desde ese momento su carácter cambia y comienza a vivir preso de accesos de furia incontrolable. Alfonso pierde su matrícula, su casa y finalmente la razón. Ya completamente loco, desarrolla una gran masa color rubí en su bajo vientre, con forma de lágrima invertida. Hoy camina por la Plaza Libertad y sus alrededores con su yugo rojo a cuestas, castigo de crímenes impagos de épocas renacentistas. Vocifera improperios a quien pase por su lado, furioso con la vida.
LAURA FECHENBACH
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